El edil García, al conocer el plan para impulsar la economía de Córdoba que la alcaldesa Ambrosio ha sacado a relucir cuando apenas quedan unos meses para que termine su mandato y en mayo haya de someterse al veredicto inapelable de las urnas, le han hecho tildarlo de «retahíla de peticiones». Las palabras del teniente de alcalde y portavoz de Izquierda Unida, que ha quedado, por arte y gracia del malagueño Garzón, subsumida en el batiburrillo de siglas con que hoy concurren a las elecciones los podemitas, han dictaminado que lo que ahora promete Ambrosio —a buenas horas mangas verdes— «no es ningún plan».
A la alcaldesa socialista le ha faltado tiempo para poner en marcha uno de los mecanismos más queridos al PSOE, cuando una administración no es regida por los suyos. Como quiera que después del 2 de diciembre todo apunta a que el gobierno de la Junta de Andalucía va a quedar en manos de los adversarios políticos de la alcaldesa, a Ambrosio le ha faltado tiempo para empezar a exigirles todo lo que no se ha solicitado a los correligionarios cuando han estado ocupando el poder. Pero García, ante el plan de impulso económico de la alcaldesa, no se ha quedado en que se trata de «retahíla de peticiones». Lo verdaderamente llamativo de sus declaraciones de García es que la novedad que ahora se ofrece es algo que él y su grupo municipal lo llevan «planteando desde hace cuatrocientos noventa y dos años». Exactamente cuatrocientos noventa y dos años. Es decir, que el «matusalénico» edil viene proponiendo las cosas que ahora se le ocurren a Ambrosio desde el año de 1526.
Eso significa que García fue, entre otras cosas, contemporáneo del matrimonio, celebrado en Sevilla, entre quien ya era el emperador Carlos V y la bellísima Isabel de Portugal. Que también debió de tener noticia de la muerte de Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón y doña Felipa Moniz de Perestrello. Posiblemente llegaría a sus oídos que también fallecieron el marino Juan Sebastián Elcano, que pocos años antes había completado la primera vuelta al mundo, o el egabrense Francisco Hernández de Córdoba, conquistador de Nicaragua y fundador de algunas de las principales ciudades que hoy existen en aquel país, ejecutado por orden de Pedrarias Dávila. Se enteraría, no por la vía de documentos o libros, sino porque estaba por allí, de que la Corona de Castilla autorizaba aquel año la introducción de esclavos negros en lo que hoy es Venezuela. Posiblemente le sobrecogería, aunque vaya usted a saber, la noticia de la gravísima derrota del ejército húngaro a manos de los otomanos en la llanura de Mohacs, lo que les dejaba expedito el camino hacia Viena, considerada la llave del Danubio.
Que García llevara cuatrocientos noventa y dos años planteando un programa de impulso económico para la ciudad, después de algunas de sus recientes acciones edilicias —caso Cosmos, Rabanales, retrasos en las licencias de obra…— nos hace pensar que sus planes son añejos, pero no son, precisamente, muy eficientes. En el caso de la alcaldesa, el haber esperado a los meses finales de su mandato para anunciar que piensa poner en marcha un plan de impulso económico para la ciudad que gobierna, siendo la que posee la triste marca de ser la que tiene el mayor porcentaje de parados de toda España, según su población activa, no necesita de mayores comentarios.
(Publicada en ABC Córdoba el 22 de diciembre de 2018 en esta dirección)